martes, 26 de septiembre de 2017

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Chispazo inicial que enciende la noche,
brilla la ausencia de estrellas,
luminiscencia esférica,
similitud con un sueño.
Un soñar en vida
con un cierto grado de magia
que convierta la vida en sueño.
Evasión de mi visión
ante este florecer
flor sin tallo.
Poco a poco todo se convierte en un cielo estrellado,
un Van Gogh pintado,
un baile de reflejos en los tejados,
la esperanza del caminante del camino más pesado.
Y dime, que me ha pasado
ante un paisaje tan iluminado.
Aquí no hay nada,
solo la distancia que separa,
este confuso tramo,
tan cerca pero tan lejos.
Qué simple soñar,
sin darse cuenta que las simplezas
forman lo complejo.
Qué fácil es crear independencia,
sin darle importancia que somos reflejo.
Y qué difícil creer,
que hoy soy el sol y ayer fui su espejo.

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